No tener pareja en San Valentín no significa que no puedas darte un homenaje. Al fin y al cabo, es una celebración del amor. ¿Y qué mejor forma de quererse a uno mismo que con un súper desayuno, una comida especial o una buena cena?. Lo mejor de todo es que no tendrás que preocuparte de los gustos de nadie más ni cortarte a la hora de repetir. En este día, convierte tu lista de la compra en una carta de amor hacia ti mismo y quiérete como te mereces.
Empieza el día por la puerta grande con un desayuno de película. Puedes incluir gofres con mermelada, huevos a la benedictina con deliciosa salsa holandesa, una pila de tortitas con chocolate o tus tostadas preferidas. Usa ingredientes frescos, que además puedes utilizar para elaborar otras recetas. Acércate al mercado local, una quesería artesana o una buena carnicería y llena tu nevera de toda clase de delicias y si quieres aprovechar toda la capacidad de tu Thermomix®, cocina recetas más grandes y congela para cuando quieras celebrar de nuevo.
Evita restaurantes hasta los topes y a multitudes de comensales devorando un menú con precio fijo y transforma tu cocina en un festival para los sentidos: abre un buen vino, pon música, atenúa las luces y sírvete una cena preparada especialmente por y para ti.
San Valentín es el día más dulce del año, así que los postres son imprescindibles. Además, nadie te impide alargar este día durante toda la semana: prepáralos en grandes cantidades y congela una parte para recordarte a diario lo afortunado que eres de tenerte.