El desperdicio de alimentos es un problema cada vez mayor en nuestra sociedad, pero lo podemos evitar. Si introducimos pequeños cambios en nuestra cocina del día a día, podemos reducir los desperdicios que generamos y, con ello, nuestro impacto en el medioambiente. A continuación, hemos recopilado una lista de ideas que puedes aplicar en tu vida diaria.
Acostúmbrate a limpiar a fondo la despensa y el frigorífico antes de ir a hacer la compra. Déjate inspirar por los restos del frigorífico y los envases empezados y comidas refrigeradas que vayan a caducar. Busca en Cookidoo® recetas por ingredientes para organizarte. Planea tus menús y elabora tu lista de la compra: especifica la cantidad necesaria de cada ingrediente para evitar desperdiciar los ingredientes sobrantes.
Cíñete a la lista si quieres evitar las compras impulsivas y de ingredientes innecesarios, que suelen acabar en el cubo de la basura. Cuando recorras los pasillos del supermercado, elige los ingredientes con menos empaquetado. Prueba a comprar productos básicos a granel para reducir considerablemente los residuos. Si puedes, compra productos con taras, como zanahorias o pimientos deformes. No solo reducirás la cantidad de alimentos que acaban en el vertedero, sino que te ahorrarás algún dinero.
Al comprar alimentos de producción local, como verduras de temporada, pollo de granjas de la zona o pan de obrador, también reducirás tu huella de carbono.
De vuelta en la cocina, hablemos sobre cómo reducir los desperdicios en casa. Los tallos, las peladuras y las hojas de las verduras están cargados de vitaminas. No todas se pelan; algunas basta con lavarlas. Si las pelas, puedes usar estas peladuras para preparar caldos e incluso guarniciones. Los recortes y los huesos de carne son ideales para preparar caldos para después elaborar sopas, arroces o guisos y el pan del día anterior es perfecto para hacer picatostes o pudin de pan. Se recomienda cocinar en grandes cantidades para evitar las sobras, por ejemplo, utiliza un repollo entero o todo un paquete de legumbres para preparar un plato. Guarda las raciones que sobren para otro día o congélalas. De esta manera, ahorrarás más tiempo y energía que si cocinas de cero cada día.
Si tienes fruta y verdura en cantidad, puedes preparar zumos o elaborar conservas —un gran método para alargar la vida útil de los productos—. Desde mermelada a salsas, puedes aprovisionar tu despensa con básicos para una buena temporada.
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